Nuestra trayectoria como fundación abarca más de 17 años
pero mi amor por el arte ha estado arraigado en mí desde la infancia. Realicé mi primera exposición de arte a los 14 años, marcando el comienzo de mi camino artístico. Mi padre, el Maestro Alfredo Sinclair, que introdujo el expresionismo abstracto en Panamá, me expuso al mundo de la creatividad desde temprana edad. Su estudio era mi patio de recreo, donde jugueteaba con pinturas y pinceles. Su mantra de «pintar fuera de las líneas» me animó a explorar libremente mis límites artísticos.
A medida que maduraba como artista, encontré alegría en compartir mi pasión. Cuando nacieron mis hijas, llevé esta pasión a sus escuelas, ofreciendo talleres de arte para despertar la creatividad en los jóvenes. Esta combinación de exploración artística personal y compromiso comunitario sentó las bases para la iniciativa que he desarrollado a lo largo de los años.
Mi inmersión en las artes y mi dedicación a fomentar la creatividad en otros han moldeado mi visión de empoderar a los jóvenes a través del arte.